Expertos lingüistas y filólogos debaten la situación actual y el futuro del español en Estados Unidos

En una reunión organizada por el Observatorio del español y las culturas hispánicas del Instituto Cervantes en la Universidad de Harvard, en colaboración con la ANLE, un grupo de expertos de la lengua debatió la situación y futuro del español en Estados Unidos y la necesidad de establecer normas de un español formal que incluya los llamados estadounidismos.

Los expertos, con enfoques de la lingüística, sociolingüística, pragmática, creación literaria y periodismo, participaron en un animado debate sobre el español estadounidense, la actitud hacia los hispanohablantes, la enseñanza del español, la necesidad de una normativa y la literatura en español en este país.

El anfitrión del encuentro y moderador del debate, Francisco Moreno-Fernández, director del Observatorio, presentó a los participantes, todos ellos radicados en Estados Unidos: Gerardo Piña-Rosales, director de la ANLE; Domnita Dumitrescu, de la California State University y ANLE; Carmen Silva-Corvalán, de la University of Southern California; Ricardo Otheguy, de la City University of New York (CUNY); Andrew Lynch, de la University of Miami y ANLE; María Luisa Parra, de Harvard University, y Jorge Ignacio Covarrubias, secretario general de la ANLE.

El debate público se llevó a cabo en el salón de actos del Observatorio el jueves 21 de septiembre, y al día siguiente los expertos –a los que se incorporó Andrés Enrique-Arias, de la Universidad de las Islas Baleares y profesor visitante en la Universidad de Harvard– se reunieron para debatir la posibilidad de crear un corpus del español estadounidense.

Ricardo Otheguy reconoció que “el hablante de español en Estados Unidos comunica un mensaje distinto al que se habla en España y Latinoamérica”, mientras que Andrew Lynch se manifestó contrario a ha-blar de un español de Estados Unidos aduciendo que hablar español en Estados Unidos “implica el español de una nacionalidad, de un lugar concreto, de una identidad transplantada”. Terció Carmen Silva-Corvalán preguntándose cuál era el español representativo en este país, porque “es difícil de responder debido a la gran variedad existente”. Gerardo Piña-Rosales declaró que pese a la gran variedad del español estadounidense “nos entendemos todos, lo hables como lo hables”. Otheguy señaló que el futuro del español en este país “depende de la actitud de quienes puedan influir” para que no siga siendo “el primo pobre de la familia”.

Y María Luisa Parra, tras reconocer que “es terrible el tema de la estigmatización” de las generaciones que se esfuerzan por hablar el idioma de sus raíces, afirmó que “el futuro está en la actitud hacia los jóvenes”. Piña-Rosales se mostró optimista ante el futuro del español en Estados Unidos, si bien puntualizó: “Los números están muy bien, 40 o 50 millones, pero lo importante no es que nos cuenten sino que contemos. Es decisivo que los niños tengan acceso a la educación. Y es esencial que los hispanos logren mayor representación política en Washington, sobre todo en tiempos de rampante hispanofobia como los que vivimos”.

Lynch insistió en la importancia de la educación, en especial para que los hispanohablantes de tercera y cuarta generación adopten un español formal. Y Dumitrescu advirtió de la necesidad imperiosa de educar a los educadores, “de darles una norma”. El moderador Francisco Moreno-Fernández observó que “los maestros están haciendo normalizaciones todos los días”.

Jorge Ignacio Covarrubias coincidió en la necesidad de establecer normas para el español de Estados Unidos, sobre todo para maestros, comunicadores y traductores, y comentó que había participado en la redacción de varios manuales de estilo para el periodismo por medio de la National Association of Hispanic Journalists (NAHJ) y The Associated Press. Aunque hizo una salvedad: “en las obras de referencia para el periodismo, que deben ser prácticas, aceptamos muchos estadounidismos excepto en casos como el de billón, que de aplicarse como equivalente a billion, conlleva a equivocarse por una magnitud de mil”.

El más reciente Diccionario de la Lengua Española, de 2014, incorporó por primera vez los términos espánglish y estadounidismo, e incluyó entre estos últimos congresional y billón. El director de la Academia Norteamericana de la Lengua Española subrayó la existencia de un corpus literario en español en los Estados Unidos del que los hispanos deberían sentirse orgullosos. Nombres como Tomas Rivera, Rolando Hinojosa o Tino Villanueva deberían ser más conocidos.