Ingreso en la ANLE de Fernando Operé

Con un discurso sobre el doloroso fenómeno histórico del cautiverio en las Américas, en el que destacó sus características en el norte y el sur del continente y su proyección hasta la actualidad, el director del programa de estudios latinoamericanos en la Universidad de Virginia, Fernando Operé, se incorporó como miembro numerario de la ANLE el 28 de mayo 2019 en Nueva York.

Programa

El Director y la Junta Directiva de la ANLE se complacen en invitarles al acto de recepción en la ANLE como Académico de Número de Fernando Operé en el Instituto Cervantes de Nueva York el martes 28 de mayo a las 7 de la tarde. La entrada es gratuita.

Reseña

Con un discurso sobre el doloroso fenómeno histórico del cautiverio en las Américas, en el que destacó sus características en el norte y el sur del continente y su proyección hasta la actualidad, el director del programa de estudios latinoamericanos en la Universidad de Virginia, Fernando Operé, se incorporó como miembro numerario de la ANLE.

Experto en literatura latinoamericana, colonial y del siglo XIX, como también poeta y profundo conocedor de la poesía española e hispanoamericana, Operé tituló su discurso “Esclavos, cautivos y subyugados, protagonistas de la transformación de las Américas”, que leyó en el Instituto Cervantes de Nueva York el 28 de mayo. Al término de su presentación, el director honorario de la ANLE, Gerardo Piña-Rosales, pronunció la tradicional contestación. El coordinador de información Daniel Fernández tuvo a su cargo las palabras de bienvenida, y la presentación correspondió a la numeraria Nuria Morgado.

“El cautiverio en las Américas fue, fundamentalmente, un producto del conflicto entre culturas vecinas desde los primeros contactos de europeos con nativos”, afirmó Fernando Operé. “Esta práctica existía con anterioridad entre tribus vecinas, aunque la llegada de los europeos la extendió en todas direcciones como mecanismo de resistencia. Fueron ellas, las cautivas, los actores fundamentales, aunque ignorados, de la transformación desde dentro de las comunidades indígenas. Fueron los viajeros que no querían viajar, también los actores oscuros de una historia que no se ha contado. Seres tomados por la fuerza de sus hogares y comunidades, sujetos a la violencia del rapto, y trasladados a pueblos y agrupaciones ajenas, donde eran integrados principalmente como fuerza de trabajo”.

“En el continente norteamericano el cautiverio se inició en la costa este, en Nueva Inglaterra y Canadá, pues hasta la independencia los ingleses estuvieron contenidos en los estados orientales, desde Virginia hasta Quebec”, agregó el disertante. “A medida que las poblaciones se expandían hacia el oeste, los conflictos iban en aumento. Tras la independencia norteamericana, en 1768, la frontera oeste cobró una vital importancia como foco y experiencia expansiva y colonizadora.En la América hispánica, hubo cautiverio en todas las tribus aborígenes que nunca se sometieron al poder invasor, que fueron la mayoría”.

“En la América hispánica –prosiguió el autor de cinco libros sobre las distintas facetas del tema–hubo cautiverio en todas las tribus aborígenes que nunca se sometieron al poder invasor, que fueron la mayoría. En esos espacios continentales se vivieron procesos continuos que oscilaban entre acuerdos, relaciones comerciales de trueque y cooperación, o enfrentamientos en los que el robo de ganado y el cautiverio fue una constante, dependiendo de la abundancia o carestía de medios de subsistencia. Las primeras expresiones de cautiverio están asociadas a los levantamientos de pueblos mapuches o araucanos a finales del siglo XVI en territorio chileno, que destruyeron las primeras y precarias fundaciones.”.

El director honorario Gerardo Piña-Rosales declaró en su contestación: “Cautiverio, esclavitud son dos fases de un mismo horror: cautivadas por beduinos, caravanas de mujeres a lomos de camello a través del Sáhara, pasto fresco para los harenes de Arabia; naos portuguesas, españolas, holandesas e inglesas repletas de esclavos africanos para el Nuevo Mundo; plantaciones de algodón en el sur de los Estados Unidos, donde miles de esclavos negros trabajaron de sol a sol para el amo blanco. La esclavitud: una situación límite, sin escapatoria, sin esperanza so pena de severísimo castigo o de muerte. 20 millones de personas viven en la actualidad en condición de esclavos. Las circunstancias pueden ser distintas, pero en el fondo se trata de lo mismo: el fin de una cadena de miserias que acaba en la miseria más absoluta, en la falta de dignidad y de libertad”.