Fallece una de las principales figuras de la literatura chicana: Rolando Hinojosa Smith

La ANLE anunció que el escritor Rolando Hinojosa Smith, que fue uno de sus más destacados miembros numerarios, falleció el 19 de abril.

Rolando Hinojosa Smith en el cementerio de su pueblo natal, Mercedes, Texas (2011), lugar importante en su obra. © Fotografía cortesía de Manuel Martín Rodríguez

El prestigioso escritor Rolando Hinojosa Smith, considerado uno de los principales autores bilingües de la literatura chicana, novelista, poeta, ensayista y profesor en el Departamento de la Lengua Inglesa en la Universidad de Texas en Austin, falleció el 19 de abril, anunció la Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE) de la que fue destacado miembro numerario.

El autor de 15 novelas, hijo de un veterano de la Revolución Mexicana y una maestra, quien a los 17 años se alistó en el ejército estadounidense y combatió en la Guerra de Corea, falleció el 19 de abril de 2022 en Austin, Texas, en donde residió las últimas décadas de su vida.

Hinojosa nació en Mercedes, Texas, en el condado de Hidalgo, y se crio en un ambiente bilingüe, con familiares a ambos lados de la frontera. Tras el conflicto de Corea, el futuro autor continuó su educación formal, primero en la University of Texas y luego en New Mexico Highlands University (donde completó una maestría en 1962) y en University of Illinois, donde se doctoró en 1969 con una tesis sobre la obra de Benito Pérez Galdós. Como docente, Hinojosa enseñó durante sesenta años de su vida, tanto en escuelas secundarias como en universidades, incluidas las de Minnesota, Texas A&I (en la que fue decano y vicepresidente) y Texas, en donde ejerció desde 1981 hasta su jubilación.

Como escritor, Hinojosa es reconocido por su Klail City Death Trip Series, que engloba prácticamente la totalidad de su obra. Algunos de los libros de la serie están escritos en español y otros en inglés, aunque en todos ellos es frecuente que se mezclen los dos idiomas. Insatisfecho con las traducciones al inglés que se habían publicado de varios de sus primeros libros, Hinojosa emprendió la tarea de recrearlos él mismo en ese idioma, produciendo textos que, si bien mantienen la trama y personajes de los originales, reordenan y reescriben los materiales con atención al nuevo público al que se dirigen.

Su primera novela, Estampas del Valle y otras obras (1973), recibió el premio Quinto Sol, el primer galardón establecido en el ámbito de la literatura chicana, y la segunda, Klail City y sus alrededores (1976) fue premiada con el prestigioso galardón Casa de las Américas, siendo Hinojosa el primer escritor chicano en recibir ese reconocimiento, que extendería al ámbito internacional el interés por la literatura chicana en su integridad.

A los pocos años de creada la ANLE, Hinojosa se incorporó a ella en 1979, y en su condición de miembro numerario y correspondiente de la Real Academia Española participó activamente en un sinnúmero de actividades por medio de conferencias, seminarios, encuentros y foros sobre un amplio abanico de sus temas de interés desde el universo galdosiano hasta lo mejor de la literatura chicana. “Cuando el entonces director de la ANLE, Gerardo Piña-Rosales, puso a inicios del 2010 una gavilla de proyectos –evocó el director de la Academia Norteamericana Carlos E. Paldao– me tocó poner en marcha algunos y encontré en Hinojosa un entusiasta apoyo y así nació el emblemático Premio Nacional “Enrique Anderson Imbert” y la Revista de la ANLE (RANLE), en cuyo primer número apareció la entrevista que Manuel Martín Rodríguez le hizo a Hinojosa, poniendo de relieve las invalorables contribuciones del autor chicano para el conocimiento y apreciación del universo hispanounidense”.

Entre muchas otras distinciones que recibió cabe destacar el “Ivan Sandrof Lifetime Achievement Award” concedido en 2013 por el National Book Critics Circle. Rolando Hinojosa fue uno de los escritores chicanos con mayor proyección internacional, tanto en lo que respecta a ediciones de su obra como por su activa participación como conferenciante en Europa, las Américas, el Medio Oriente y algunos países asiáticos. Su obra, que tematiza en su saga del condado de Belken la cultura y la intrahistoria del Valle del Río Bravo al sur de Texas, se estudia y se enseña en numerosas universidades extranjeras y nacionales y ha sido objeto de numerosas tesis de posgrado.

El listado de obras que escribió en español incluye las dos ya citadas, así como Mi querido Rafa (1981) y Claros varones de Belken (1986). Él mismo tradujo estas obras al inglés, recreándolas de tal manera que concitó la atención de traductólogos y lingüistas. Intérprete y relator de las memorias conservadas por tradición oral en aldeas y pueblos del Estado de Texas, en cuyo venero inagotable abreva para crear sus personajes, muchos de los cuales son hoy emblemáticos, incursionó también en el género policial, particularmente en la nouvelle noire, con títulos como Partners in Crime (1985), Los amigos de Becky (1991), Ask a Policeman (1998) y We Happy Few (2006), donde se respira, como en el resto de la saga, la peculiar atmósfera cultural del Valle.

Germán D. Carrillo, actual censor y académico de número de la ANLE, expresó: “Al registrar la pérdida de nuestro querido amigo y escritor Rolando, no nos queda mejor recurso que exaltar su grata memoria. Decimos exaltar porque la vida y obra de este gran ser humano que fue Rolando exige elogio y encomio en forma semejante a la que él hiciera con los personajes de su libro Claros varones de Belken (1986) y en otros, aunque solo sea póstumamente”.

Para quienes en la singladura de nuestra academia tuvimos el privilegio de conocerlo, su figura significaba una mezcla de vocación y compromiso autoimpuesto con el trabajo. Es que Rolando trabajaba con una dedicación que resultaba, para sus colegas y amigos, sin quererlo, una especie de conciencia vigilante. Si uno no hubiera sido capaz de sostener el trabajo habría sentido vergüenza ante él, no hubiera sido posible mirarlo a la cara. No importaba que escribiéramos sobre asuntos diferentes. Él sabía distinguir cuándo el esfuerzo era intenso y continuado.

¡Descansa en paz!

Testimonios

Mi memoria de Rolando Hinojosa-Smith

Quienes tuvimos la fortuna de compartir de cerca estudios graduados, sabemos de su incomparable sentido de humor, de su chispa, de su gracejo y rapidez mental para contar chistes en cadena, actividad que solía hacer en los destartalados despachos de los “Teacher’s Aide” a la hora del almuerzo. Solíamos hacer ruedo para escucharlo. Hablaba rápido y con gracia en un inglés salpicado de frases en el español de los personajes a los que aludía e imitaba con tanta espontaneidad. Era uno de los mayores del grupo de estudiantes y hablaba asimismo de sus aventuras en la guerra de Corea.

Hoy diría que este obvio talento que llamamos “oralidad”, Rolando lo sabría convertir en una serie, casi ininterrumpida y exitosa en muchos de sus libros en los que el río Bravo, el Valle, la frontera, las penurias compartidas con sus amigos sería la cantera de donde saldrían personajes como P. Galindo, Rafa Buenrostro, Jehú Malacara, Echevarría y otros que serían inmortalizados en sus escritos. Tejas le recompensaría incluyéndolo entre los cuatro grandes escritores del estado donde nació, creció y enseñó durante tantos años. También porque fue uno de los primeros escritores chicanos, antes de que el término apareciera y bajo la tutela ejemplar de Don Luis Leal, nuestro inolvidable profesor. Rolando y Don Luis Leal fueron los fundadores de la famosa “Tertulia” en la que discutíamos, profesores y alumnos, obras sobresalientes de la literatura universal en un rinconcito de la cafetería del YMCA que Rolando bautizó “El Vaticano”, al otro lado de la calle que separaba Urbana de Champaign y donde funcionaba el departamento por entonces.

Tuve la suerte de compartir con Rolando una clase de literatura española del Siglo XX que enseñaba el Dr. William Shoemaker, jefe del departamento y gran especialista en la obra y figura de Pérez Galdós. Rolando había ido a Illinois porque le interesaba mucho Galdós por entonces.

Cumplido el largo periplo chicano, Hinojosa evolucionó hacia el subgénero detectivesco con gran desenfado y buena fortuna. Su estrecha amistad con el grande de la novela policial mexicana, Paco Ignacio Taibo II, los convertiría en asistentes indispensables de la reunión anual de ese género en Gijón, Asturias.

Mi última charla personal con Rolando tuvo lugar en “La Chispa”, famosa conferencia que organizaba el profesor Gilberto Paolini en Tulane University y que justamente ese año tenía a Rolando como invitado de honor. Muchos años más tarde, me escribió un afectuoso mensaje a raíz de mi ingreso en la ANLE y mucho agradeció la semblanza que sobre él escribiera para el I Congreso.

Lamento profundamente que te hayas marchado. ¡Descansa en paz, inolvidable Rolando!

Germán D. Carrillo, Académico de Número de la ANLE y Correspondiente de la Real Academia Española

Una mirada en el tiempo: Rolando Hinojosa-Smith

Rolando Hinojosa fue, sin duda, uno de los novelistas hispanounidenses contemporáneos más importantes e influyentes. Su proyecto narrativo, que abarca quince libros y algunas variantes de varios de ellos, es una obra maestra casi enciclopédica que cubre un inmenso periodo histórico, desde la colonización de José de Escandón en 1748 hasta el presente. En lo literario, su obra es un compendio de estilos y técnicas que van desde las propias de la tradición oral hasta las más recientes innovaciones narrativas. Con todo ello, Hinojosa dio vida literaria a su querido Valle del Río Grande, consiguiendo que un mundo tan preciso en lo geográfico y social se hiciera universal y pudiera deleitar a lectores de todo el mundo. Por lo demás, Rolando era un excelente conversador, un erudito con una mente y una memoria privilegiadas, encarnadas en una persona de trato sencillo y entrañable, amante del humor y de las buenas amistades. Tuve la fortuna de conocerlo y tratarlo por más de treinta años y sólo guardo gratos recuerdos de nuestra amistad.

A los dos nos unía también un gusto por el humor popular y de la calle, así que cualquier conversación generaba un contenido paralelo más que divertido. Entre los muchos recuerdos, hay uno ahora de especial relevancia. Hace algo más de una década iba yo a hacer un viaje a su pueblo natal, en busca de unos cuentitos que él había publicado en el anuario de su escuela secundaria. La bibliotecaria se entusiasmó cuando lo supo y aquello acabó en un merecido acto de homenaje, por lo que en vez de viajar yo solo desde California fuimos Rolando y yo en su coche desde Austin. De todo lo que hablamos y compartimos en esos varios días, me quedo con una visita que hicimos al cementerio de Mercedes. A él le fascinaban los cementerios, por su valor como repositorio histórico y por conservar una especie de comunidad transtemporal de difuntos, así que recorrimos el recinto, parando en tumbas que él consideraba de especial importancia. Me sentí como Mariano José de Larra en su “Día de difuntos de 1836”. Ahora también lo tendremos a él en esa otra comunidad de los que se fueron. Que en paz descanse.

Manuel M. Martín Rodríguez, Académico de Número de la ANLE y Correspondiente de la Real Academia Española

Rolando Hinojosa Smith en su pueblo natal, Mercedes, Texas (2011), que evoca sitios de su obra. © Fotografía cortesía de Manuel Martín Rodríguez