Porfirio Rodríguez, académico de la ANLE, respalda un programa para combatir la violencia en las escuelas

Porfirio Rodríguez, profesor de español en el East Ramapo Central School District y miembro destacado de la ANLE, destacó en una reunión en el Capitolio de los Estados Unidos los méritos de un programa de prevención de la violencia en las escuelas que permite hacer frente a la dramática situación de muchos estudiantes agobiados por la pobreza, las carencias y las desigualdades sociales que interfieren con su capacidad para aprender y progresar.

Mediante la aplicación del programa NICE –un plan en colaboración entre el Distrito Escolar de East Ramapo, en el estado de Nueva York, y las organizaciones sin fines de lucro WOVEN y Creative Response to Conflict– Rodríguez afirmó que “se ha logrado crear un ambiente idóneo en el que (los alumnos) pueden manifestar sus sentimientos”, dando como resultado “paz, armonía y comprensión entre ellos y también con los profesores, ya que ambos nos comprometemos y expresamos nuestras expectativas”.

“Las voces de los estudiantes hacen que los profesores nos demos cuenta de sus necesidades y comprendamos mejor sus vidas”, agregó en una reunión en el Capitolio. “Como resultado, hemos creado un ambiente que sitúa a los estudiantes en el centro de atención y donde se dedica más tiempo al aprendizaje que a la disciplina. Hemos desarrollado una nueva cultura en nuestro instituto de enseñanza por medio de la creación de un diálogo en la clase entre profesores y estudiantes sobre las cuestiones que afectan la vida de estos, y donde se les brinda la oportunidad de elegir los temas que más les preocupan. Estos diálogos alivian la tensión entre los estudiantes”.

La reunión fue patrocinada por la organización sin fines de lucro NICE (Nurturing Inclusive Community Environment), fundada por la filántropa Diana Wage, una artista que promueve la unidad, la solidaridad y la hermandad como respuesta a todo tipo de violencia. Como maestra de ceremonia estuvo a cargo la también promotora de justicia social Elizabeth Howard, quien ha

desempeñado cargos en dos compañías de Fortune 500 y ha ejercido puestos de liderazgo en diferentes organizaciones sin fines de lucro. La apertura de la ceremonia estuvo a cargo de la senadora por New Hamphire Maggie Hassan.

“Mi educación en TeachersCollege, de la Universidad de Columbia, y mis casi tres décadas de enseñanza a distintos niveles, me han enseñado que para ser un educador exitoso, también debo ser capaz de comprender y lidiar con los problemas emocionales de mis estudiantes”, afirmó Rodríguez. Pero agregó que a lo largo de todos esos años había visto escasos progresos pese al empeño de sucesivos comités de reforma y reestructuración educativa.

“Solíamos culpar a la pobreza, la desnutrición infantil, la falta de apoyo familiar y la situación social en la que los estudiantes estaban atrapados. No teníamos una salida clara”, prosiguió. “Pero no prestábamos atención suficiente a lo que los estudiantes sobrellevaban en sus vidas y su estado emocional. Por eso me entusiasmé cuando me presentaron el programa NICE en este año lectivo. Sabía que el programa tenía el potencial de dar una voz a los estudiantes, y trabajé duro para implementarlo”.

Después de un año de aplicación del programa NICE, el miembro de la Academia Norteamericana afirmó que “produjo una reducción en la violencia, suspensiones escolares y acoso; contribuyó a un entendimiento entre los estudiantes para hacerse oír; promovió un papel más activo en la participación de los estudiantes; creó un nuevo ambiente de clase en que los estudiantes encuentran un espacio para aliviar su tensión; contribuyó decisivamente a una disposición mental positiva que les ayudó a aprender, y permitió que estudiantes y profesores tengan ahora un panorama más claro para el cambio y el éxito”.

Después de reiterar que durante su carrera pedagógica vio fracasar muchos programas bien intencionados, Rodríguez afirmó que “NICE es diferente. Por primera vez veo un programa que no solo actúa como intermediario sino también previene problemas entre los estudiantes. Es difícil enseñar a un niño que ha presenciado peleas entre sus padres la noche anterior, que ha sido acosado, que teme hablar en clase, que no comió la noche anterior”.

“Sin embargo, cuando nos unimos y creamos un espacio seguro en la clase para ese alumno, y cuando él o ella siente que hay otras veinte personas que se identifican con su situación, el temor se mitiga y empieza a sentirse seguro. El sentimiento de seguridad en la clase es la tierra fértil donde el profesor puede plantar la semilla. Nuestra tarea es crear un ambiente de aprendizaje apropiado donde todo niño pueda triunfar”.