Presentación

Presentación de Manuel M. Martín Rodríguez a cargo de Carlos E. Paldao, director de la ANLE.

Señoras y señores Académicos:

Me ha correspondido el honor de representar a nuestra Academia Norteamericana de la Lengua Española (ANLE), para dar en su nombre la bienvenida a nuestra casa a un distinguido miembro de la corporación, además de buen colega y amigo, don Manuel Martín Rodríguez, así como también el grato cometido de presentarlo en el día de hoy que se incorpora como académico de número.

Y me siento muy gratificado de poder hacerlo, pues he tenido el privilegio de conocer a Manuel, por algo más de una década, a raíz de esas ignotas singladuras que nos deparan los hados. Allá lejos y en un tiempo nada corto, y cumpliendo responsabilidades en un par de organizaciones internacionales como director de educación y becas, me tocó estar a cargo de la vasta región geopolítica del sudoeste de los Estados Unidos para identificar aquellas universidades que ameritaban recibir becarios extranjeros como también dar seguimiento a aquellos que, ya en condición de becarios, cursaban sus estudios de postgrado a nivel de maestrías y doctorados.

Siempre estaba interesado en identificar jóvenes valores que, una vez graduados, pudiesen incorporarse a los distintos programas y proyectos que teníamos en marcha para promover los estudios hispanoamericanos en este país. En ese proceso de exploración, fue nuestro prestigioso académico numerario, don Víctor Fuentes, quien me hablo de un estudiante destacado, Manuel M. Martín Rodríguez. No fue el único, en aquella universidad de Santa Bárbara en California, pues también lo hizo nuestro buen colega y amigo de muchas décadas, Luis Leal, quien me habló del mismo estudiante como un futuro valor promisorio.

Pasó el tiempo y al poco de jubilarme, tuve el privilegio de ser invitado a colaborar en la ANLE por nuestro entonces querido Gerardo Piña-Rosales. Y una de las primeras tareas en que se me solicitó, fue el trabajar para la puesta en marcha de la Revista de la ANLE (RANLE) y un plan de publicaciones. Para esas tareas recurrí a mis anteriores contactos, experiencias, colegas y amigos. Así tuve oportunidad de reencontrar a Manuel Martín Rodríguez, a quien no había tenido oportunidad de entonces conocerlo personalmente.

Sus antecedentes eran dignos de especial consideración. Manuel M. Martín Rodríguez nació en Sevilla en 1962 y reside en los Estados Unidos desde 1985. Es Licenciado en Filología Hispánica (Universidad de Sevilla, 1985) y tiene los títulos de Master of Arts in Spanish (University of Houston, 1987) y Ph. D. en Hispanic Languages and Literatures (Universidad de California, Santa Bárbara, 1990). Ha trabajado como profesor e investigador en varios centros norteamericanos, incluidos Yale University (1990-96), Wayne State University (1996-98), University of Wisconsin, Milwaukee (1998-99, en donde dirigió su recién inaugurado centro de estudios latinos) y Texas A&M University (1999-2004 y allí sirvió como Director de Estudios Hispánicos y lideró la creación de un doctorado interdisciplinario en ese campo. Desde el otoño de 2004, desempeña su labor académica en la University of California, Merced, en donde es catedrático de literatura y profesor fundador.

Sus publicaciones eran de especial interés, pues había publicado, entre otros, Rolando Hinojosa y su “cronicón” chicano: una novela del lector (Universidad de Sevilla, 1993), La voz urgente: antología de literatura chicana en español (Fundamentos, 1995, 1999 y 2006), Life in Search of Readers: Reading (in) Chicano/a Literature (University of New Mexico Press, 2003), Gaspar de Villagrá: legista, soldado y poeta (Universidad de León, 2009), Historia de la nueva México (edición filológica, Instituto Franklin-Universidad de Alcalá de Henares, 2010). Y fue esta última lo que no me dejó duda alguna para, sin más, invitarlo a integrarse como colaborador de la ANLE.

Es que la Historia de la nueva México, del poeta novohispano Gaspar Pérez de Villagrá, es una obra cuya importancia como testimonio histórico y monumento literario no había sido suficientemente puesta de manifiesto hasta el presente rescate, válido como el oportuno recordatorio del cuarto centenario de su publicación en Alcalá de Henares, en 1610. El trabajo que realizó Martín Rodríguez de investigación, estudio comparado de anteriores versiones y un impecable trabajo filológico acompañado de la exhumación de datos hasta entonces desconocidos y una notable edición anotada, eran suficiente para mostrar una figura académica de valor.

Desde que fuera incorporado como colaborador en nuestra corporación, se destacó por su espíritu activo y laborioso. Sin embargo, más que aludir sus múltiples publicaciones, notas, entrevistas y una larga lista de actividades de promoción socioeducativa y cultural, prefiero hacer una presentación endógena de algunos de sus contribuciones a nuestra academia.

Cuando pusimos en marcha las distintas colecciones de la ANLE, Manuel hizo un aporte fundacional para el lanzamiento de la serie Plural Espejo destinada a difundir el legado de la lengua y las letras hispánicas en la historia y cultura estadounidenses para contribuir a su conocimiento y universalización al igual que promover actividades de estudio e investigación. Para tal fin, aportó su obra inédita Cantas a Marte y das batalla a Apolo. Cinco estudios sobre Gaspar de Villagrá, que presenta el resultado de intensos estudios y búsquedas en archivos y bibliotecas especializadas en distintos países a lo largo de varios años, que han permitido una reconstrucción biográfica, histórica y filológica basada en documentos originales, así como también el descubrimiento de fuentes testimoniales que habían permanecido ocultas hasta nuestros días. Como señaló en su monumento Gerardo Piña-Rosales, ese primer título abrió las puertas para que la ANLE contribuyera al rescate del legado hispánico en la historia y cultura hispanounidenses para cooperar a su conocimiento y universalización. Y es así como aquella primera obra que aportó Manuel remontó vuelo hasta el al día de hoy para presentar trabajos menos como productos terminados sino como proyectos abiertos, capaces de promover actividades de estudio e investigación sobre el período que va desde la temprana presencia hispánica a partir del siglo XVI hasta llegar a nuestros días, priorizando aquellos movimientos, procesos histórico-culturales, obras y autores que lo ameriten.

Otro aporte posterior fue el rescate que hizo en su estudio publicado en el número 7 de la Revista de la ANLE, De la vida real (en broma): La obra periodística de José Díaz (P. Galindo) y que recupera para la historia de la literatura hispanounidense una antología testimonial que reúne buena parte de sus escritos para la prensa aparecidos entre 1928 y 1965. Y aquellos artículos y viñetas de José Díaz han estado asociados, sobre todo, con la obra del brillante novelista texano Rolando Hinojosa, que bautizó así a uno de los personajes narradores de su larga obra por entregas Klail City Death y que nunca ha ocultado que la inspiración para el personaje era el periodista, también texano, que firmaba sus escritos con el seudónimo P. Galindo.

Para completar este recorrido de las contribuciones de Martín-Rodríguez no puedo dejar de compartir otros dos de sus muchos aportes a nuestra academia. Me refiero a la entrevista que preparó a la fundacional figura de Rolando Hinojosa Smith y que apareciera en el número inaugural de la RANLE. Allí hace un sustancial recorrido de Hinojosa, quien es uno de los autores chicanos más conocidos y uno de los más respetados narradores en el panorama actual de las letras estadounidenses cuya carrera literaria abarca cuatro décadas y en las que Hinojosa ha publicado diecisiete libros y ha ganado premios nacionales e internacionales a la par de su trayectoria como profesor y administrador en numerosas universidades, además de incansable lector y viajero. Sin duda alguna, esta entrevista permite proyectar al mundo panhispánico una obra literaria de mundos reales e imaginados, visitados o soñados, sin perder de vista el referente permanente de ese Valle del sur de Texas que Hinojosa, como nadie, ha hecho famoso.

La otra entrevista de Martín-Rodríguez de alto valor es la que también vio la luz en la RANLE, “Nicolás Kanellos: un promotor del hispanismo en los EE.UU.”, quien fuera recipiente del Premio Nacional “Enrique Anderson Imbert” de la Academia Norteamericana de la Lengua Española en su edición de 2014. Nicolás Kanellos, quien es Brown Foundation Professor de la Universidad de Houston, es otra de las figuras más destacadas del hispanismo en los Estados Unidos. Kanellos nació en Nueva York y se crio entre esa ciudad, New Jersey y Puerto Rico. Realizó sus estudios superiores en la Universidad de Texas, en Austin y, desde entonces, ha dedicado su actividad profesional a la enseñanza, investigación y publicación de las literaturas hispánicas de los Estados Unidos. Entre sus muchas actividades profesionales, cabe destacar que Kanellos es director de la editorial Arte Público Press y del proyecto Recovering the U.S. Hispanic Literary Heritage, así como autor de numerosos libros académicos. Entre los muchos galardones que ha recibido durante su carrera, podríamos destacar el Hispanic Heritage Award for Literature (otorgado en la Casa Blanca en 1988), un American Book Award en la categoría de editor (1989), el PEN Southwest Award por su libro Hispanic Immigrant Literature: El sueño del retorno (2011).

Estimados colegas y amigos todos, sobre la trayectoria de Manuel Rodríguez en nuestra corporación, podría extenderme con su recuerdo-homenaje de la indispensable figura de Luis Leal o bien su trabajo sobre ese canto de amor a la literatura de Tino Villanueva, que es “So Spoke Penelope”, sin embargo, pruebas al canto, esta mínima muestra de los muchos aportes que ha hecho de manera sostenida don Manuel Martín-Rodríguez a nuestra academia, es representativa de un quehacer sustantivo para nuestra institución. Sin más le cedo el podio a nuestro maestro de ceremonia, D. Alister Ramírez Márquez para que de paso a nuestro flamante numerario.

Muchas gracias.