¡Abajo el “glamour”!

No es otra cosa, amigos, que ridícula imitación del inglés… y para colmo, ¡lo pronuncian mal! Para mayor precisión, conforme a la fonética inglesa —que, eso sí, en este caso podemos perfecta y correctamente imitar— la enunciación es “glámor” y no “glamúr”—, errónea acentuación aguda de quienes piensan que es de origen francés (por si poco fuera, es curioso que el diccionario Larousse califica la voz, usada entre los galos, de anglicisme).

Por cierto, pese a la paronimia, nada tiene que ver “glamour” con el amor, “l’amour”, si bien por ahí anda la cosa.

En nuestro idioma sobran voces equivalentes, como estas pocas: hermosura, elegancia, encanto, atractivo, seducción, hechizo, fascinación, y un larguísimo etcétera.

Pero no, la revista People en español sigue dando muestras de no respetar su nombre, injertando anglicismos a diestra y siniestra, como si quisiera establecer firmemente el espanglés (eso que los anglófilos llaman spanglish). Motiva estas reflexiones, precisamente, el título de un reciente artículo, Regreso al glamour, que rocía por todas partes la voz, y su apócope “glam”, como si fuera del más clásico español.

Bueno, si adoptáramos el vocablo, convendría castellanizarlo así: “glámor”, tal como se hizo con “estándar”, “bloque” y tantas otras. Dicho esto, pasemos a otros insultos disparados a la lengua de Cervantes por la misma revista.

La publicidad pecadora

Pasando a nuestro acostumbrado segmento sobre el tema, analicemos un imponente anuncio sobre medicinas en la contraportada de la publicación, donde un señor de tranquilo semblante nos informa: “Quería estar curado lo antes posible por mi familia”. Muy bien, pero entonces ¿será que la familia lo cura? Lo dudo. Luego, redactémoslo así: “Por el bien de mi familia, quería curarme cuanto antes”.

A seguidas, un desgarbado y kilométrico titular proclama (omitimos la marca): “…ES LA ÚNICA CURA DE 8 SEMANAS PARA LA MAYORÍA DE LAS PERSONAS, INDEPENDIENTEMENTE DEL TIPO DE HEPATITIS C”.

O sea, que todo sale hipercomplicado, enrevesado o disparatado: es decir, obviamente copiado, o mejor, transliterado del original inglés. Por ejemplo, la “única cura de 8 semanas” hace pensar que podría haber curas no tan “únicas” de, digamos, 16 semanas, o 32, o 64. El uso de “personas” es un concepto anglófilo, ya que nuestro idioma no lo precisa —ya se sabe que no nos referimos a simios ni felinos—, en tanto que “independientemente” es un polisilábico innecesario. Pongámoslo todo en castellano más normal, grato y coloquial:

“…ES LA ÚNICA MEDICINA QUE LE CURA EN APENAS OCHO SEMANAS”

Añadiríamos luego, casi de modo parentético y en letras de fuente menor:

“en la mayoría de los casos, para cualquier tipo de hepatitis C”.

Para rematar la disparatada andanada (disculpen la rima), otro titular reza así: “EL MEDICAMENTO No. 1 RECETADO”. ¿No será “EL MEDICAMENTO RECETADO No. 1”, o bien “EL PRIMERO ENTRE LOS MEDICAMENTOS RECETADOS”? Y ni hablemos de la advertencia, que en letra menuda, aparece en este aviso y otros semejantes: “No son pacientes reales”. Pregunta: ¿habrá pacientes “irreales”? Pues no: en castellano mondo y lirondo sería: “Los aquí retratados son actores”.

Por favor, señores lectores, envíenle una buena receta a los dirigentes revisteriles a fin de que se hagan la “CURA” —en mucho menos de “ocho semanas”—, y sugiriéndoles un cursillo de primaria para aprendices del español. Nunca es tarde para educarse.