El espíritu del idioma está en el aire

Sí, señores. Así como lo oyen. Es decir, como lo oyen diariamente por la radio y la televisión. Claro, hablamos en doble sentido. Pero, ¡ojo!, es un doble sentido casto —más que casto, castizo—, pues no vamos a caer en el mal gusto de cierto novelista de fama internacional —que ya pasó a la historia y que proponía “jubilar la gramática”—, cuyo nombre callaremos puesto que ya le han hecho suficientes reverencias.

Como decíamos, el espíritu —¿o el fantasma?— del idioma está en el aire, no solo gracias a los medios radiotelevisivos y sociales, sino por culpa suya. O sea que está en el aire —primero—, en el sentido de que se difunde por las emisoras, y —segundo—, en el de que estas propias emisoras lo tienen colgando por un hilo a gran altura; como quien dice, a un paso de caer al vacío.

Y lo curioso es que lo hacen con muy poco esfuerzo. Es decir, con un esfuerzo mínimo por usar como se debe el idioma del pobre Cervantes. Simplemente ignoran el espíritu de la lengua, que se convierte más bien en fantasma, al influjo de un soplo anglófilo que aniquila el genio e ingenio que siempre ha animado nuestro decir. Se pierde así, en la fantasmagoría, el duende de la lengua —es decir, duende en el sentido de gracia, encanto y misterio que se suele aplicar, pongamos por caso, al cante, música y baile flamencos—.

Vamos a ejemplos: “Este es su ‘Noticiero Doblevisión’” nos anuncia un locutor y, momentos más tarde, “Soy Fulano de Tal”, nos dice el presentador de turno.

Pregunta: ¿Qué tienen de malsonante estas frases? Respuesta: lamentablemente, no mucho… sino muchísimo. ¿Por qué? Pues por la razón ya implícita: quebrantan, de entrada, el espíritu del idioma. Y bastante maltrecha está ya la lengua sin necesidad de que la estropeen así, de ramplán, con ramplonerías.

Pero, ¿adivinen de dónde viene “esto es” como frase introductoria? Claro, del inglés, en que emplean “this is” para todo lo habido y por haber, como “I’m John Smith” es la muletilla de presentación de todo locutor. Las fórmulas tradicionales en nuestra lengua, que de paso tienen mucho más garbo y lógica, son las siguientes:

“Y ahora, ‘Noticias 68’”; “A continuación, ‘El Programa XYZ”; “Con ustedes, ‘La cámara indiscreta’”. Si se trata de la identificación de la emisora (en inglés se suele decir “This is XYZ”), en español se dice sencillamente el nombre de la estación o cadena: por ejemplo, “Radio Universal”, “Televisión Hispana”, etc.

La identificación del presentador es otro detalle en que entra en juego el genio del idioma. El inglés, fiel a su idiosincrasia, es más seco y tiene apenas dos fórmulas al efecto: “I’m John Smith” y “This is John Smith”. El español, más ceremonioso, de espíritu más galante y elegante, suele usar giros de más sabor y cortesía, como: “Tiene el gusto de saludarles Fulano de Tal”, “Mengano de Cual, que les habla, les desea muy buenas noches”.

En los países hispanófonos, el locutor o presentador no siente la ególatra necesidad de presentarse como si fuera un desconocido cada vez que aparece, puesto que ya todo el mundo sabe quién es. Se limita a decir: “Buenas noches, señoras y señores. A continuación las noticias de hoy.” Y en todo caso su nombre pudiera aparecer en subtítulos en la pantalla. Pero acá en tierras norteamericanas se nos olvidan nuestras costumbres y manera de ser. Nuestros locutores, siguiendo el mal ejemplo de los anglófonos, se identifican cual si fueran loros, día tras día, infinitamente. Y para coronar este disparatada costumbre un abogado reclamó trato justo para un damnificado por error policial diciendo “¡Esto es América!” (“This is America!”), en vez de “¡En Estados Unidos se hace justicia!”

Aun cuando tal vez repita estas observaciones, vale la pena. El colmo de todo este revoltillo que le merma el espíritu a nuestro idioma lo tenemos en la fórmula que se ha dado en usar últimamente en telerradiolanda para señalar quién patrocina un espacio: “Este programa fue presentado por …” (calco de “This program was presented by …”). No contentos con comenzar con el ya tan trillado este, emplean la voz pasiva, característica anglo que el castellano tiende a rechazar y reemplazar con otros giros más gratos.

¿Qué les parecería si dijéramos “El programa ABC les ha llegado por cortesía de …”? O bien otra fórmula muy hispana: “Ha sido una presentación de …”, en que el sujeto está implícito en el verbo (de ahí, fíjense, la ausencia del innecesario este).

En fin, que en aras del buen decir y del respeto al idioma, por no hablar de la sabrosura de nuestra lengua —digámoslo así—, vamos a hacer llegar este pobre artículo a las principales emisoras y cadenas hispanas.

Ya les contaremos si el espíritu del idioma va a seguir “en el aire”.