Problemas de “Toma y DACA”

Nos referimos, queridos lectores, al abuso que se pretende cometer con los infortunados jóvenes que vinieron, de niños, con sus padres a este país. Claramente, en aras del castizo refrán, hay en este caso “toma” pero se pretende, con repudiable intención, retirar la “daca”.

Más al grano, la ley DACA es, sépase, del género femenino, pues la sigla corresponde a “Deferred Action for Childhood Arrivals”, o sea “Acción Diferida para los Arribados en la Niñez”. Como la mayoría de los niños amparados por esta legislacion y se han criado en este país —y no en el de sus padres, que los trajeron consigo—, además de lo cual son por regla general estudiosos, respetuosos de la ley y útiles integrantes de la sociedad, resultaría obviamente insensato expulsarlos como si fueran facinerosos o delincuentes.

La Magistrada del Supremo Sonia Sotomayor se ha pronunciado en contra de semejante injusticia. Pero, ¡ojo!, han vertido su declaración al español con las siguientes desconcertantes palabras:

“Esto no es sobre la ley, es sobre una elección de destruir vidas”.

Por mucho que se hubieran empeñado, difícilmente hubieran podido hacer una traducción peor. Lo que quisieron decir fue algo por el estilo de (si interpretamos libremente el sentido del original):

“No se trata precisamente de una cuestión jurídica, sino de impedir la destrucción de un grupo de jóvenes vidas.”

Agregaron, en la noticia, que algunos cuestionaban si la presidencia “puede eliminar el DACA”, con lo que quisieron decir “no prolongar lo dispuesto por la DACA”. Comentaron, por otra parte que “el voto del Tribunal Supremo es impredecible”. Si bien es cierto que las decisiones del máximo tribunal pueden ser imprevistas, creemos que los magistrados, si como suponemos son justos y humanos, no serán capaces de expulsar de nuestro país a unos seres humanos totalmente inocentes y prometedores para el futuro de la nación en que se han criado.

De la primera magistratura del país, lamentablemente, ha surgido la disparatada declaración de que estos “soñadores” pudieran ser “criminales o indeseables”. Por el contrario, la inmensa mayoría, según sabemos, está integrada por jóvenes estudiantes, profesionales o trabajadores esperanzados en quedarse en el país y contribuir, como buenos ciudadanos, a su prosperidad y bienestar. Pero ya sabemos como es de desconcertante e irrazonable el pensamiento del actual poder ejecutivo.

Por último, hablemos de la buena noticia llegada de Bolivia, en que un hombre sin la menor formación escolar —apenas de primaria—, que ha ejercido un poder casi omnímodo durante varios períodos seguidos, ha sido depuesto y obligado a escaparse de la justicia, refugiándose en el exterior. Es excelente acontecimiento para Bolivia y para América, y señal para otros regímenes dictatoriales de que su propia hora final también se aproxima. ¿Cuba, Venezuela, Nicaragua y otros adeptos al totalitarismo opresor y a los derechos INhumanos (que disimulan como justos)?

Si hubo algo objetable en el reportaje fue que los “noticiólogos” agregaron: “Una senadora opositora asume como presidenta de Bolivia”. Creemos que no “asume como presidenta”, sino más bien que “asumió la presidencia”. Eso sí, “como presidenta” (aceptemos la feminización del vocablo), esperamos que llame a elecciones democráticas lo antes posible y establezca un régimen respetuoso de los derechos y las libertades.

Por lo demás, aspiramos a lo mejor para los jóvenes amparados por la sabia justicia de la ley DACA, así como para todos los pueblos del continente americano, ya demasiado tiempo oprimidos por los diabólicos proclamadores de falsas equiparaciones y reformas.