Compensaciones del “espíritu”

Los presentadores de las noticias vespertinas comentan que es desproporcionado el número de hispanos que sufren discriminación o desventajas en su centro de trabajo y, peor aun, muchos carecen de “seguro de compensación”. Por la experiencia adquirida en largo trecho en el campo del lingüismo, nos empeñamos en descifrar tan enigmático término y, al hacer la retrotraducción, nos llevamos una sorpresa.

Hablaban de accidentes del trabajo y del correspondiente seguro que debiera amparar a los lesionados y a sus familias. Porque aparte de las lesiones que sufran en un accidente, los empleados y obreros pueden verse afectados por “daños y perjuicios”—frase que hemos comentado en otro artículo, y que corresponde al término “personal damages”—. Por cierto, estos dolorosos efectos los experimenta el idioma español en la desigual lucha contra los profesionales de la distorsión idiomática.

Es posible que ya haya comentado otro disparate en boca de los encargados de suministrarnos noticias pulcra y objetivamente redactadas. (Nos reservamos los nombres de los inculpados en estos delitos de “lesa lengua”.)

Pero como lo volvemos a oír en palabras iguales o muy parecidas, cabría repetirlo. Comentaron el hecho de que en Estados Unidos cada vez se incrementa más el porcentaje de quienes, en el hogar, “hablan otro idioma que no es el inglés”. Nos preguntamos: ¿Acaso será el español? Lo más probable es que no, sobre todo si se parece a esa extraña lengua que emplean estos señores de la industria de la mala comunicación. Porque en buen romance diríase simplemente que no hablan inglés”, o bien que “hablan un idioma (no otro) que no es inglés”. Lo de “otro”, claro, es calco de “a language other than English”, igual que el citado “seguro de compensación” es versión semiliteral y equívoca de “workmen’s compensation”.

Luego afirmaron que, en caso de que lo pagado por el seguro no fuera equitativo, habría que “pelear el caso” —¿sería a puñetazos?—, que en castellano corriente y moliente se llama “litigar”, “disputar” o “reclamar ante los tribunales”.

Bueno, como dicen nuestros amigos los presentadores, es tiempo de hacer una pausa”; entiéndase “vamos a (o hagamos) una pausa”. Porque tiempo en español se refiere a un período más largo: por ejemplo, tiempo de cosecha, tiempo primaveral, etc. Por no hablar del estado del tiempo, que tiene que ver con la meteorología.

Pero ya que hemos traído a colación lo del tiempo, por ciertas épocas caluroso, resulta que un alto funcionario gubernamental —nos referimos a un ex presidente— estaba pasando unas vacaciones “laborables” en su pueblo natal. Por lo cual, lamentablemente, lo crucificaban, acusándolo de pasarse demasiados días fuera de la capital, que es donde el entorno político estaba de veras caldeado.

Claro, no precisamos aclarar que esto no ocurrió en la etapa actual, el otoño del 2019, cuando la situación no está candente, sino al rojo vivo. No hacen falta más explicaciones, ya que la actual gestión gubernamental, en materia nacional e internacional, es totalmente inexplicable y desconcertante (valga la redundancia).

Siguiendo nuestra reproducción de las emisiones noticieras, nos informaron que un importante dignatario se entretiene jugando al golf “para mantener el espíritu alto”. ¿Será espiritista por todo lo alto? ¿O hay algo ahí que resuena al misterio de las alturas? Bueno, resuelto el enigma cuando casualmente dimos con la noticia en inglés, en la que se citaban las propias palabras del ciudadano, a quien le gusta disfrutar de sanas actividades al aire libre, empleando al efecto la frase: “it keeps my spirits up”.

Lo cual corresponde, en la lengua de Castilla, a “me distrae” o “me reanima”. O bien “me relaja”, “me da un descanso”. Que es lo que necesitamos de ese “otro idioma” que no es el inglés —pero tampoco es precisamente el español— en que nos hablan los presentadores de noticias.

Pausa, por favor… pero por tiempo bien largo, señores.